Pequeño diálogo en una habitación. Un día caluroso.


[A y B yacen sobre una alfombra en un día caluroso. Se pudren de calor.]

[A piensa en un asunto crucial en ese momento, el describir la música o el calor. B solo se esfuerza por tomar la muñeca de B y la balancea al ritmo de la música que A considera, no se puede desgranar en palabras.]

[B recuerda que una vez A le contó que su muñeca había sufrido una pequeña lesión. Espera que a A no dañe el movimiento de su muñeca. Quisiera tomar otras partes de su cuerpo pero la muñeca está bien mientras A solo piensa.]

[A cree que un tu-ru-ta-re-ri es absolutamente pedestre para describir el ritmo del mundo, pero entiende que una frase aislada dentro de una canción como my love she speaks like silence se puede reportar, volver una idea, se puede di-vulgar y de-formar, no como el ritmo que puede ser inamovible; también quisiera que B se aventurase más allá y deje su muñeca pero B es pura timidez a pesar de que A le ha dicho que el recato es burda mentira.]

[B recuerda que una vez A le dijo que el recato era una porquería. Entonces A voltea y mira fijamente a B, recuerda que B le dijo que cuando le había hablado del recato, B le había comentado que había personas que jugaban a la relación medieval: era gente que estaba y ni se conocía y que le había parecido chistoso y digno de repetirse. A lo medieval, acuñó esa frase ese día y lo repitió otros.]

[B se sonroja porque A ha volteado hacia su rostro. Sabe que lo de ellos no es medieval para nada. A se dice que hay que ser fuerte y si le gusta observar a B porque le gusta, hay que hacerlo. B cree la situación un poco ridícula y se sienta. A lo imita.]


Oye qué te parece, le dice él, si nos vamos a comprar algo helado. Sigo con resaca. 

Vamos, yo también. le dice ella.

domingo, 1 de enero de 2012

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