Hologramas

Un Espíritu de la Muerte vigila a cada hombre que tiene pesadillas. No anuncia su presencia, se manifiesta plenamente en el sueño. Ayer por ejemplo, ella soñaba que se adentraba en una cueva con alguien que la tomaba de la mano, podría ser su madre o su padre. No lo sabe o no recuerda. El sueño era placentero porque el contacto con una mano protectora le daba calor a pesar del frío y hasta podría escuchar que las piedras hablaban y esperaba que en la oscuridad de pronto una flor se estirara y le dijera hola. Luego empieza a caer savia del techo de la cueva y embarra el piso, no se puede caminar, todo se vuelve pegajoso; tampoco puede respirar, ha soltado la mano de su protector o protectora. Entra el pánico. Dentro del sueño se revela el Espíritu de la Muerte, una evocación o concepto pero no una figura; ella no quiere despertar, mejor es no despertar, nunca dentro del sueño podría hablar con el Espíritu porque ella habría perdido la capacidad de hablar. A pesar de la racional resistencia, no puede dejar de abrir los ojos y ver al Espíritu en la esquina de la habitación en la oscuridad, envuelto de una negrura mayor que la de la noche, solo que no está muy segura de si está despierta o sigue todavía en un sueño dentro del anterior, el de la cueva. Al día siguiente no lo podrá recordar. Otro día el Espíritu de la Muerte se ha sentado en su vientre. Esa vez soñó que estaba caminando en un campo de algodón, y nuevamente no podía respirar ni hablar. Abrió los ojos de golpe porque en el sueño había caído en las profundidades de la nube de algodón, pudo observar y sentir el bulto en su vientre pero no gritó, el Espíritu recitaba versos que no lograba entender. Podría ser el Espíritu de un poeta que ha venido a visitarla, pensó de inmediato y aún así el miedo no se evapora, solo puede cogerse de la almohada y apretar los ojos hasta que el Espíritu se vaya. Aunque no lo recuerde siempre por el cansancio o la compañía en el lecho, el Espíritu la vigila, siempre.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Publicar un comentario

Con la tecnología de Blogger.