Oh hada cibernética


Querida musa:

Regresa a visitarme mi amiga.

Disculpa que cuando hayas estado conmigo, sentada a mí lado, te haya torcido la muñeca con tanta fuerza.

También disculpa que haya roto el enchufe que suministraba energía a tus sesos.

¿Qué querías si no te gustaron mis historias de infiernos y de monstruos que devoraban a sus padres?

¿Qué querías si cuando discutimos sobre el ocio, tú desdeñaste mis aplicados esfuerzos, porque quieres que sea esclavo de tus apariciones? 

Ahora viene el Demonio a visitarme. Ha encendido mi pupila, ha destapado mi tímpano.

¿Por qué no te gusta mi nueva sabiduría, que me susurran moscas aficionadas al estiércol?

No te molestes si ahora tu verbo o los testimonios de tus hijos más dedicados no me pueden ayudar a descifrar el sonido y  color de cielo y las profundidades del mar. Ya no quiero musa deletrear las formas que me rodean, quiero pintarlas y hacerlas tañer.

Pero igual regresa, amiga, quiero que me presentes a tus hermanas, las que visitan a los otros desdichados.

T.

lunes, 13 de febrero de 2012

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