Mar de Grau (2)




Dice el Poeta: Alarga los ojos y oídos. En este desierto rondan las aves.

En el corazón de la pupila, me habitaban cenizas. Ardía el ruido blanco en los oídos.

A la orilla de la gran cocha puede ver. No son las aves --dije-- de los azulejos ni los vitrales góticos, ni a las que cantan poetas de los bosques negros, ni las que en el Cáucaso devoran entrañas, ni las que anuncian el amanecer en las tragedias isabelinas o hablan en negros cuentos de horror. Son -dije- puras líneas y colores de mi infancia.

Porque los antiguos las conocían y las tejieron en mi memoria. Vi danzar en la orilla negros triángulos y enseñorearse con humildes monocromías. Humildábanse en el mar henchidos y brillantes cuerpos al sol, bañados de la grasa de la cocha. 

Qué es sino el desierto la línea infinita que mira el mar. Que está para eso --quizá-- y los antiguos la poblaban al lado de la cocha. Un punto de la línea es este desierto poblado de urbanas aves. 

sábado, 12 de enero de 2019

Publicar un comentario

Con la tecnología de Blogger.